9/4/08
Siembra propuestas y cosecharás soluciones positivas.
Desde la infancia cada persona va tratando de identificar lo que le gusta, lo que le agrada; crea o repite juegos que lo traten de identificar; busca en sus pares una posibilidad de pertenencia; busca en su familia modelos a seguir; plantea situaciones sin quererlo, pero que le gustan en medio de su ambiente social.
Llegada la preadolescencia comienzan los cambios “y a mí por qué no me dicen lo que me está pasando”; los responsables directos (familia) se hace la desentendida o lo enfrentan.
Aparece la juventud en mi propio ser, todo lo veo algo más claro, quedan aún elementos de la infancia marcados y de la preadolescencia que me perturban; “para donde va todo esto”; “me dicen que estudie”; “me dicen que trabaje”; “me dicen que actúe como maduro”. La madurez nunca termina solo se avanza.
Ahora en esta etapa de la vida: Quiero ser y no se lo que quiero.
Ser o estar es lo que debo tener muy claro. Todo aquello que me rodea debe estar como yo quiero. Si estoy triste, hay tristeza a mí alrededor; si estoy alegre, todo lo que me rodea debe estar alegre; si estoy enojado, las respuestas que recibo son de enfados y enojos; si estoy optimista, recibo esperanzas nuevas. Lo que siento se transmite. Si lo que quiero resulta tal como yo actúo, por lo tanto mi ser o estar en algún lugar es resultado de mis propias acciones.
Vamos ahora a lo que quiero hacer.
Tu máquina maravillosa que tienes a tu alcance bien cerca, te permite observar lo bonito o lo lindo que puedes alcanzar. Me refiero a tu cuerpo, tu mente y tu espíritu.
Con esos elementos desarrollados (tema tratado en otro artículo anterior “Vamos al gimnasio a hacer ejercicios mentales”), te permiten ir descubriendo que tienes capacidades enormes por desarrollar, te provocan a hacer algo lindo cada día (cada día es un regalo que debemos aprovechar de sacarle provecho).
Otro elemento necesario es el aquí y ahora. Debemos estar atento a nuestro ser que desea hacer algo ahora, que me provoque beneficios: llámale, monetarios, sociales, laborales, intelectuales, espirituales, políticos, emocionales, etc.
Mi ser quiere hacer algo y eso está en tu interior.
Algunos le llaman vocación, otros intereses, otras habilidades. Suma todo y encuéntralo en tu interioridad.
Existe una relación directa entre lo que quiero ser y lo que quiero hacer.
Vamos ahora con las propuestas.
Quiero ser. Es una constante en nuestra vida. Es un estar atento cada día a estar mejor. Es tener claro mi debilidad y el cómo la enfrento para sacarla y no usarla en contra de otra persona.
Quiero ser. Soy de aquí, estoy aquí. También me sienten en otras partes las personas con las cuales he estado relacionándome. Ellos me retransmiten lo que yo les entregué en el aquí y ahora.
Quiero hacer. Como somos seres vivos, estamos en constante movimiento, por lo tanto, mis actividades deben ir con proyección optimista; yo quiero hacer de este momento algo interesante, algo bonito, algo llamativo, ser luz en medio de la oscuridad que posiblemente me voy a encontrar en algún lugar, pero como soy activo, aquellas situaciones se llenan con mi presencia.
Quiero hacer. Es en directa relación con lo que yo descubrí en mi proceso de discernimiento, en mi proceso de relajación, en mi proceso de alimentación equilibrada y sana, en mi proceso de optimizar mis recursos físicos, intelectuales, sociales, emocionales y espirituales.
También es muy posible practicar lo siguiente: Cuando entables un diálogo con otro o un grupo de personas, plantea tus propuestas sin desmerecer ni descalificar al otro, ello provoca una visión por parte del receptor potente y no tiene la capacidad intelectual ni afectiva para responderte con negativismos ni improperios. Siembra propuestas y cosecharás soluciones positivas.
Jaime Sepúlveda
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